dc.description.abstract | Para alcanzar sus fines y objetivos toda empresa trata, por un lado de tomar aquellas decisiones que permitan mantener su necesaria adaptación al entorno, y por otro, realizar de la manera más eficaz y eficiente una serie de funciones y actividades. Para ello está estructurada en diferentes unidades organizativas bajo la dirección de distintos responsables con objetivos diferenciados y con una mayor o menor autonomía en sus decisiones.
Para el comportamiento de estas distintas unidades organizativas que componen la empresa sea congruente con los fines y objetivos globales de esta, es necesario disponer de mecanismos que permitan promover tanto la coordinación e integración de sus operaciones internas como la permanente adaptación de la empresa al entorno. Esta necesidad es especialmente importante a medida que existe una mayor descentralización y autonomía de las decisiones de las diferentes unidades organizativas.
La coordinación puede realizarse a través de diferentes instrumentos, formalizados o no. Aunque entre ellos ocupa un lugar destacado la Contabilidad Gerencial, esta debe ser considerada conjuntamente con otros mecanismos, como, por ejemplo, la supervisión directa, la motivación o la formalización de la estructura organizativa.
Tal como se expondrá en este documento, la Contabilidad Gerencial puede utilizarse por la dirección de una empresa como mecanismo de control promover que los miembros de la organización actúen de acuerdo con los objetivos de la dirección de la empresa. Mediante la formulación de los objetivos se señala, por una parte, cual es el comportamiento hacia el que deben orientarse los miembros de la organización y se motiva, por otra, para su logro. Por otro lado, mediante análisis de desviaciones se evalúa si este comportamiento ha sido congruente con el comportamiento de los objetivos establecidos.
La Contabilidad Gerencial presenta a este respecto una serie de ventajas, como pueden ser su carácter periódico, la medición de la actuación en términos monetarios, la posibilidad de comparación con otros ejercicios, la base de reparto de incentivos monetarios, etc.
Debido a estas ventajas se viene otorgando una gran importancia al control realizado mediante una contabilidad de gestión (gerencial). Sin embargo, en algunas ocasiones se otorga un énfasis excesivo a los aspectos técnicos, ignorando el contexto en el que opera y se utiliza la contabilidad de gestión. La eficacia de la contabilidad de gestión requiere, en todo caso, que se tenga en cuenta dicho contexto. En particular debe estar vinculada a la estrategia empresarial y a la estructura organizativa, y debe considerar su influencia e interrelación con las personas que componen la empresa y con la cultura de la organización.
Así, por ejemplo, el que se otorgue una mayor importancia a los criterios de reparto de los costes a las secciones o a los productos, o a los criterios técnicos para proceder a la elaboración del presupuesto, sin considerar el contexto en el que estos operan, puede limitar la eficacia de la contabilidad de Gestión.
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