dc.description.abstract | Intro: La insuficiente dinamica de las actividades agropecuarias tradicionales y el deficiente desempeño de las pequeñas unidades productivas impiden a la gran mayoría de la población rural en nuestro país, gozar de empleos estables e ingresos suficientes que garanticen un nivel de vida decoroso. Los procesos de exclusión social y política explican el déficit histórico que acumulan los estratos sociales más vulnerables del agro en materia de educación, formación profesional, nutrición y salud, lo cual redunda en una baja productividad laboral y una débil capacidad para desempeñar labores calificadas y bien remuneradas. Así mismo la problemática aumenta, debido al poco conocimiento de las comunidades de potencializar sus territorios rurales productivos, con el propósito de darle valor agregado, lo que puede permitir el desarrollo del agroturismo en sus propias comunidades con la intervención de los miembros de la familia como alternativa de generación de ingresos económicos para los mismos; por lo mismo es necesario conocer aspectos relacionados a las familias y su entorno como el potencial cultural, paisaje natural y las actividades económicas. La baja densidad demográfica ha hecho que muchas de las áreas rurales donde existen poblaciones que se interrelacionan con la naturaleza, sean difícilmente conocidas o accesibles y estando establecidas en la cercanías de la gran ciudad (Iquitos), por lo que el uso por parte de sus potenciales clientes es todavía reducido, al existir alternativas próximas más conocidas y cómodamente visitables. La articulación de infraestructuras de comunicación adecuadas con estos maravillosos enclaves es, indudablemente, uno de los retos para desarrollar una posible industria turística sostenible en nuestra región. La actividad turística dentro del rubro productivo agrícola, comunitariamente es socialmente estratégica, que puede brindar la oportunidad de generar ingresos y crear empleos fomentando una actividad adicional a las actividades económicas tradicionales, a la vez que representa un apoyo para frenar la migración rural, mejorar la calidad de vida, preservar la arquitectura de los pueblos tradicionales, la cultura, el desarrollo sostenible y la participación activa de los grupos sociales, características inseparables para desarrollar turismo comunitario. Esta actividad tiene un enfoque diferente porque no solo busca utilidades económicas, sino también el bienestar de los involucrados que muchas veces sustituye el papel del Estado al proveer a la comunidad de servicios básicos como la salud, la educación que son escasos en el sector rural del país. Si la comunidad decide emprender en un proyecto turístico, es necesario observar que el turismo es una actividad económica que se la visualiza como una oportunidad de crecimiento -visión contradictoria con la del desarrollo sustentable-, sin embargo, los recursos naturales, culturales y las fuentes para el abastecimiento de los servicios básicos deben ser manejados adecuadamente para garantizar su sustentabilidad. En el ámbito latinoamericano se señala al Ecuador como un país pionero en agroturismo comunitario, de acuerdo con RUIZ et al. (2007, 2008), desde los años 80 este tipo de turismo se ha convertido en una actividad estratégica vinculada al ecoturismo, tomó fuerza a partir del 2000, año en que también surge la necesidad de legalizarla. Los programas y destinos ecoturísticos, concebidos como un método positivo de desarrollo sostenible, se multiplican en parajes naturales de todo el mundo. Sin embargo, un turismo no planificado, o planificado y ejecutado de manera deficiente, erróneamente llamado "ecoturismo", puede surtir impactos negativos graves para el medio ambiente y para esas comunidades, anulando los beneficios para cuya provisión fue concebido. | es_PE |